domingo, 12 de abril de 2009

Arquetipo

Siempre son los mismos, ¡ sí hasta sonrien igual !.
Pícaros y traviesos: niños, aunque no les importe
perderlo todo.
Los encargados del orden y del progreso los han etiquetado
por siempre. Aparecen con sus gorras y con su extremo
respeto por el otro, aquel que salvan.
Tienen la grandeza de los chistes, y en un mismo equilibrio
juegan con el hecho de cagarse de risa o ir hasta la muerte.
Una historia calcada y, por supuesto, siempre separada.
De las resistencias, sin uniformes y con las manos vendadas.
Regresan a sus casas, cansados y, encima, comparten lo
poco que tienen.

La Cama

Mi anhelo reside en
lograr la mixtura entre las leyes universales
y la simpleza: de tiempo completo.
Un hombre manchado de sangre es un
buen cacho de historia, es eso injusto
que circula en nuestros pensamientos
incómodos, inexplicables y, por qué no,
sensatos.
Si es por preferencia, la sonrisa me pierde
dificulta la coherencia y nos hace libres. Aburren
los gestos repetidos, la falsa conciencia y, por sobre todo,
la negación; " sí siquiera plantó un árbol o no tuvo los huevos
para lanzar un cuchillo".
Surgen las dicotomías y allí se elige, en ese momento.
Se traiciona, se justifica y se olvida. Ahí aparece la cama, y sólo
podemos verlo completo, eso sí: tarde y con la cara cortada.

martes, 7 de abril de 2009

Las aventuras de Otto, X y Marquitos


El viejo don Otto era zarpado, aunque no lo supimos hasta que lo investigamos. Compartimos sus aventuras, sus anécdotas y sus desgracias. Viajamos en buques, en trenes de carga, a lomo de burro, en elefantes y hasta en trenes ultra-rápidos.
Estuvimos en Libia-donde recordamos a Rimbaud-, traficando armas a la vera del mediterráneo en un día luminoso, armados hasta los dientes. Nos mantuvimos cerca de la frontera de Afganistán y Pakistán, Dios quiso que no osáramos cortar hacia Cachemira. Ahí quedaron en nuestros oídos los ritmos inconfundibles de un músico musulmán, con raros instrumentos pero con una voz superlativa. Nadamos en aguas del Índico hasta llegar a una isla donde residían kamikaces japoneses de la segunda gran guerra que, obviamente, mucho habían dudado de tomar la decisión final en nombre del emperador. Una anécdota de leones, trenes y puentes me recordó una película; y una noche que Otto, estuvo por morir, en Alaska, me enseño a hacer una fogata, junto a Jack London.
Resulta peligroso- al menos por este tramo- adelantar algunas cuestiones, sobreexplicar y hacer algunas aclaraciones, atar cabos da miedo, y justamente de eso se trata, descubrir la trampa, la que todos llevamos dentro.


*Introducción a la novela inédita

sábado, 11 de octubre de 2008

Autocrítica

Ahí va Nariz, rosarino y bancario
la suerte se paga, nunca
se disfruta, nunca se compra
puede ser que te encuentre
sobre las aguas o sobre
la arena, o tal vez
escrito tu nombre en una
pared: en un comando.
Ahí estás abandonado: sin
plata, sin fierros, pero con la lucha
dentro.
Tus enemigos en la guerra
te han pasado -gracias a alguien- la alegría por el sol
por las caminatas y por la lectura, acaso
tu salvación.
Finaliza la noche, en el desértico conurbano
resistís a piedrazo limpio y te entregás
a la patria, hay algo de sepia en esa
escena, con un traje mal gastado
No hay lugar para vos y tus sueños,
te matan porque siempre esto termina así,
por peronista y montonero.

viernes, 3 de octubre de 2008

Titin

En San Justo, Partido de la Matanza, hacia las 15 horas.
Titín cierra la puerta de su casa, reacomoda sus ideales
y parte rumbo a la parada de micros que lo conducen
hacia la desigual capital. La calle Terrada se expande
desde tal hasta tal. Los transeúntes no miran, no dicen.
Para el micro, todos suben, menos uno. Uno que no duda.

El Flaco Karis y la cirugía de guerra

17 de Octubre de 1977, en algún lugar del Conurbano, un grupo de personas se proponen reivindicar la identidad peronista. Se cuelgan carteles, se reparten volantes, se insta a la lucha a grito pelado, se cree en los ideales de la liberación nacional para todo un pueblo.
El acto debe y tiene que ser relámpago, pero la policía y las fuerzas militares caen al lugar con mayor rapidez. El enfrentamiento cara a cara, la exposición, el olor en el aire, y la balacera. Beto Diaz, no cae, pero es herido, gravemente. Corre. El mareo ya es delirio, se sube a un taxi, comienza a correr la idea de que hay un montonero herido en la zona, hay que atraparlo. Llega a una villa. Una familia lo refugia. El menor cuida de la puerta, el es trasladado a la cocina.
-El ejercito, el ejercito-suzurra el pequeño.
Los militares pasan varias veces, pero no dan con la casa. Al otro día, comenzará una amistad.
Un muchacho flaco entra con timidez al rancho donde esta el herido. Carlitos Karis es un cirujano “de guerra” dirán sus compañeros, nació hace unos treinta años en Miramar, su compañera es Nora Larrubia nacida en Córdoba, ya hablaremos de ella. El Flaco, le palmea la cara y le pregunta si lo conoce. Beto entre el delirio por la herida y la sorpresa de estar ante un militante muy famoso dentro de la “orga”, médico, muy perseguido por los grupos de tareas de los represores, se sorprende, balbucea y vuelve a dormir.
Carlitos, lo anestesia con pastillas. Le tira whisky en la herida. No hay camilla, no hay nada. Un rancho en la villa. El hombre de casa piensa, y carlitos no duda. Saca la puerta de la cocina y la pone en una mesada. Ahí va Beto, y ahí lo curan.

Sub-rayados


Paco Urondo en "Muchas Gracias" dice:
Recompuestos de la sorpresa, rendidos ante los
hechos, nadie pudo negar que en este país, en este
continente, nos estamos todos muriendo
de verguenza


León Gieco en "Mensajes del Alma" dice:
Son las únicas palabras que te pido escuchar!
Si no me muero de verguenza
hoy, aca.













*esto tiene que ver con la semiosis de Peirce, la red, la Matrix.